jueves, 16 de julio de 2009

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TERRIBLE

A veces me pregunto que clase de mundo le estamos dejando a nuestros hijos, esta pregunta viene a raíz de un artículo que ayer día 15 de julio publicó el diario El País en relación a la ofensiva militar israelí de hace varios meses sobre Gaza.
Ya el titular enviado por Juan Miguel Muñoz "NO HABÍA INOCENTES EN GAZA",expresa en toda su crudeza y a través de las entrevistas que una ONG israelí hace a 22 militares que participaron en esta llamada "guerra de defensa" en la que emplean la táctica de tierra quemada que utilizó el ejercito nazi en Rusia y otros países europeos, y explican con todo lujo de detalles el objetivo primordial del ejercito judío, esto es la aniquilación sistemática de la mayor cantidad posible de civiles mujeres, ancianos y niños en este caso Palestinos.
Terrible es el único adjetivo que se me ocurre cuando lees que en este mundo en el que vivimos y habitamos existen "personas", que protegidas por "otras" no les importa hacer sufrir a otras personas llegando incluso a masacrarlas no se sabe bien en nombre de qué y por qué, lo único cierto es que actúan en función de unos intereses particulares ya sean religiosos, ya de enemigos invisibles, ya sean económicos envueltos en tintes de dudosa legalidad.
La verdad no existen los adjetivos cuando tienes que calificar las muertes gratuitas de un ser humano y especialmente cuando se realizan de forma premeditada como en este caso y como alguna vez leí o escuche la única verdad demostrable hasta ahora es que "el hombre es un lobo para el hombre" y el único ser vivo que es capaz de matar por placer, ojala que en algún momento seamos capaces de madurar como seres humanos y dejemos de matarnos los unos a los otros.

domingo, 5 de julio de 2009

Las palabras no son palabras,
cuando están escritas con sangre,
son cuchillos que se clavan
con desmesurada saña en el fondo de los corazones,
en el fondo de las almas.
Son ruidos inacabados
de sollozos
que nacen sin dientes
con los que defenderse de la soledad,
del silencio,
del desamor,
de la boca que golpea
con la furia desatada de mil tormentas.



Las palabras no son palabras,
cuando corren calle abajo
buscando el corazón marchito de vida,
cuando anidan entre los labios embaucadores
de los enfermos del último día.
Son campanas que suenan en el hastío
de la noche inacabada,
con la furia de la fiebre
que llena los ojos de lágrimas,
que acarician los sueños de libertad
con la mortaja del desaliento.


Las palabras no son palabras,
cuando están escritas con la sangre del engaño
que rompe los cuerpos frágiles de los mansos,
y hieren, con el desparpajo de los niños,
las almas, hasta macerarlas
con una blanca sonrisa de dientes inmaculados,
y arrebatan, los universos soñados
en azules días,
con la cruel majestad
de los salvadores de almas.



Sin Título XI