domingo, 1 de noviembre de 2009

FOTOGRAFÍA "DESDE LA RETAGUARDIA"

FOTOGRAFÍA CULTURAS 24

El horror en los ojos de los testigos

Las 34 fotografías que componen los Retratos de la contienda 1937, de la artista Kati Horna, muestran la guerra civil “desde la retaguardia”

Sara Arguijo Escalante

s.arguijo@lacalledecordoba.com

El horror de una guerra no está en la cara de los muertos, ni siquiera en la de los asesinos. La verdadera barbarie está en el rostro de los testigos. En los ojos de esos niños que comen pan con manteca esperando a que llegue ese padre que se ha ido, en los de aquellas mujeres que tienen que seguir llevando sus casas adelante y yendo al mercado para buscar algo que poner en la mesa ese día, en los de los hombres que escriben cartas de amor a una novia que no saben si volverá a ver, en los de las ancianas que han perdido el miedo porque no tienen ya otra cosa que perder... en esas ciudades que por puro afán de supervivencia continúan la rutina diaria, al margen de los disparos y de las bombas.

Esta es, al menos, la mirada que se ve en los Retratos de la contienda 1937 de Kati Horna, que se exponen estos días y hasta el 21 de noviembre en el Palacio de la Merced de la Diputación de Córdoba. Una selección de 34 fotografías que reflejan “el lado más cercano y más íntimo de la guerra civil”, explica la comisaria, Mónica Carabias. Así, el verdadero valor de estas imágenes está más en lo que se intuye que en lo que se ve y su crudeza no lo es tanto por lo que se muestra de forma explícita, sino por lo que se sabe que se esconde detrás. De hecho, la importancia de la obra radica en que presenta una crónica de la guerra civil, “pero desde la óptica de la retaguardia, de las sesiones cotidianas y de la complicidad con sus protagonistas”, matiza Carabias.

Obrera del arte

Esto es posible porque, de alguna forma, esta fotógrafa de origen húngaro (1912-2000), simpatizante de la causa republicana, fue uno de los primeros ejemplos de arte comprometido o, mejor dicho, -aclara la comisaria- “de arte con mensaje”. Ella no sólo convivió con los protagonistas de sus imágenes, sino que durante años guardó en una cajita de hojalata los 272 negativos que tomó en esta época y no fue hasta que España alcanzó la democracia cuando decidió donarlos al archivo del Ministerio de Cultura para que pudieran estar al alcance de todos.

En otras palabras, Horna concibe el arte “siempre al servicio del pueblo” y se califica a ella misma como una “obrera” cuya misión era difundir lo que estaba ocurriendo, de ahí que nunca vendiera ningún trabajo ni cobrara por las fotografías que, por ejemplo, publicó en muchas revistas anarquistas de la época y que incluso fueron utilizadas para carteles propagandísticos.

No hay duda, por tanto de que esta fotógrafa fue una mujer de ideas arraigadas y, por eso, sus negativos se mueven a caballo entre el retrato y el reportaje, combinando lo informativo y lo artístico, lo documental con las técnicas compositivas más innovadoras.

Entre surrealismo y documental

Es más, desde el punto de vista de la comisaria de la exposición, es esto lo que precisamente la diferencia de otros reporteros y lo novedoso de su fotografía. Esta artista bebe en su primera etapa del surrealismo y este bagaje se percibe en detalles como los primeros planos que se muestran en algunos de estos Retratos de la Contienda 1937. Por otro lado, estas características hacen que su obra goce de una completa actualidad y, como destaca Carabias, “si coges una de las 34 fotografías que hay y la pones en un museo de arte contemporáneo te das cuenta de que son de una modernidad increíble”.

Malestar histórico

Además, al mismo tiempo, permiten ver de cerca la otra cara de un momento -la guerra civil- “que nos toca muy de cerca”, con lo que en opinión de la comisaria, el visitante acaba con una sensación de “malestar histórico”, porque lo que se ofrece es un recorrido por un fragmento histórico triste, con una España completamente dividida en dos.

Un camino que empieza por una imagen de Barcelona desde arriba, “sobre la que en ningún momento piensas que es una ciudad en guerra” pero que luego va sumergiendo en la cruda realidad de soldados con metralletas que podrían estar pasando por cualquier de sus calles.

En definitiva, no es que estos Retratos de una Contienda 1937 busquen el dramatismo gratuito, es que simplemente la sordidez está en los otros, en los testigos presenciales de una guerra que no tienen más remedio que seguir viviendo.

PUNTO DE ATENCIÓN

Noviembre de anarquía

La Diputación de Córdoba se ha convertido este mes en un espacio para el recuerdo de los republicanos que sufrieron la represión del régimen. Por un lado, del 4 al 22 de noviembre, se exponen en el Salón de Plenos fotografías, objetos personales y documentos de los presidentes de las Comisiones Gestoras Provinciales tras la II República. Al mismo tiempo, en el Palacio de la Merced se puede ver la muestra de Kati Horna hasta el día 21 y simultáneamente -del 16 al 21- dará comienzo La España Perdida: Los exiliados de la II República. Así, en la Facultad de Derecho estará hasta el 14 Presas de Franco, que recoge el testimonio de las primeras mujeres encarceladas en la dictadura.



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ADIOS AL MOBBING...... LLEGA EL BOSSING

ECONOMÍA ACTUALIDAD 16

Adiós al mobbing... llega el bossing

Los recortes en muchas empresas provocan un aumento del acoso laboral en el que los jefes utilizan rebajas de sueldo, y otras prácticas abusivas, para presionar a sus empleados a que abandonen su puesto

Laura Pérez

l.perez@lacalledecordoba.com

En los últimos meses hay un fenómeno que está expandiéndose por muchas de las empresas que empiezan a pasar verdaderos apuros para salir airosas de la crisis. Lo llaman acoso laboral como estrategia empresarial, lo definen como aquel en el que el hostigamiento nace desde la propia dirección y su denominación más técnica es bossing. Es decir, aquel acoso laboral que no se desarrolla entre iguales sino aquel en el que la víctima ocupa una posición de inferioridad, ya sea jerárquica o de hecho, respecto del agresor.

Aunque esta tendencia no está haciendo que el mobbing o acoso entre trabajadores de igual categoría profesional desaparezca, pues de hecho, según confirma el vicepresidente de la Asociación contra el Acoso y el Maltrato Laboral, Francisco Fermín Galdúf, continúa estando presente, sí es cierto que desde hace unos seis meses están aumentando de forma considerable los casos de acoso laboral en los que el empresario emplea todo tipo de prácticas abusivas y de presión a sus trabajadores a causa de los recortes presupuestarios que están haciendo muchas empresas.

En concreto, según lo define la jurisprudencia más reciente al respecto, lo que está aumentando es ese bossing que consiste en una “política de empresa basada en la persecución o el acoso respecto de un trabajador o trabajadores por motivos de reorganización, recortes o de reducción de personal”. Galduf explica que en realidad, esta forma de acoso laboral es básicamente una cuestión de número en la que el empresario se plantea todo tipo de prácticas encaminadas a apretar a sus trabajadores hasta conseguir que abandonen su puesto de trabajo sin tener que hacer frente a la indemnización que supondría despedirlos.

De hecho, en este momento muchas empresas ya utilizan la necesidad de recortar gastos para paliar las pérdidas ocasionadas por la crisis para presionando a sus empleados con rebajas de sueldo, reducciones de jornadas o incluso dejando de pagar las horas extras de trabajo no sólo para conseguir ahorrarse dinero sino para empujar a que alguno de ellos renuncie a su puesto de trabajo de forma voluntaria.


Ahora nadie se va

Lo que sí resulta llamativo es que en los nuevos casos de bossing que se están dando, las víctimas, en lugar de dar la espalda al abuso empresarial que están sufriendo, aguantan y aguantan durante mucho tiempo y por lo general, no suelen abandonar sus puestos de trabajo aún cuando hay un psicólogo que así lo aconseja.

La situación de desempleo que se vive a nivel general, y con especial virulencia en el sector de los servicios y la hostelería, donde es muy habitual el bossing, obliga a la gente a soportar situación límite con sus jefes. “Hay muchas familias agobiadas y a las que ya les cuesta llegar a final de mes, otros que no pueden permitirse perder su sueldo porque tienen que pagar una manutención, y aunque hay otros muchos que soportan el bossing porque no se resignan a rebajar su nivel de vida o a vender el coche, hay situaciones en las que están permitiendo que les pisoteen su dignidad como personas”, explica Galduf.

Un caso típico

Las expresiones que está tomando el bossing varían mucho, aunque el caso de Javier R., aquel en el que la empresa busca un pretexto objetivo para poder echar a sus empleados, es uno de los más típicos. Este joven de 34 años era vendedor en grandes superficies y hace seis meses que lo han despedido sin pagarle indemnización. Después de embarcarse en un proceso judicial para conseguir que su despido sea declarado improcedente, acaba de enterarse que es víctima de bossing. Sus jefes lo despidieron alegando un incumplimiento de contrato por una bajada en su productividad, cuando en realidad fue el equipo directivo el que propició esa situación al no facilitarle los nuevos catálogos, ni las direcciones de los clientes.

Aunque aún quedan unos meses para que Javier pueda obtener el resultado de haber denunciado a sus jefes, todo apunta a que ganará. Sin embargo, de momento, no ha cobrado ni su finiquito, ni su último sueldo ni su indemnización.

A sus jefes les pudo salir bien y haberse ahorrado algunos cientos de euros en su despido. Sin embargo, ahora, puede que haberse librado de Javier R., les salga mucho más caro. Con toda probabilidad, el asunto del bossing no influirá en la decisión del juez, pues como denuncian las asociaciones en defensa de las víctimas de acoso laboral, aún es complicado que todas las sentencias judiciales contemplen el mobbing y el bossing. La indemnización que recibirá este joven tras meses embarcado en un proceso judicial se limitará con toda probabilidad al hecho de que lo hayan echado de su trabajo alegando unas razones falsas y en esta ocasión, la crisis y la política de su empresa, habrán convertido a Javier en una víctima más del bossing.


PUNTO DE ATENCIÓN


Las empresas públicas son el gran foco del acoso laboral . El sector de la administración ha aparecido en los últimos informes sobre acoso laboral, como Cisneros VI, como uno de los principales núcleos en los que se están concentrando más prácticas de mobbing y bossing de los últimos años.

Si bien, es en aquellas empresas públicas gestionadas por entidades privadas en las que sobre todo el bossing se da con mayor virulencia. El vicepresidente de la Asociación Contra el Acoso y el Maltrato Laboral de Córdoba, Francisco Fermín Galduf, explica que estas empresas carecen de protocolos de actuación claros a la hora de incorporar o prescindir de personal y esto provoca que el campo esté abierto a las presiones ejercidas de superiores a empleados de rango inferior.

En este sentido, Galduf insiste en que “los sindicatos deben exigir tanto a la propia administración como a las empresas privadas que tienen en sus manos entidades públicas que apliquen el Estatuto del Empleado Público pues es una forma de proteger a los trabajadores de prácticas abusivas muy válida”.



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