sábado, 25 de diciembre de 2010

DE GALION, HERMANO DE SENECA EL FILOSOFO Y OTRO DEL MISMO NOMBRE PROCONSUL


El otro hermano de Séneca el filósofo fue Anneo Novato, que por haber sido prohijado por Galión, orador famoso, tío de los Sénecas, hermano de su madre Helvia, se llamó despés Junio Galión, según otros Anneo Novato Galión; así le llama Tácito (Anales, lib. XV) y el mismo filósofo Séneca (Naturales Quaestiones, lib. III). Y el padre Martín Antonio del Río, eruditísimo varón de la Compañía de Jesús, en la vida que escribió bien larga en latón de los Sénecas prueba que han de ser dos Galiones; el primer Galión hermano de la mujer de Séneca el Viejo, llamada Helvia, y tío de los tres hermanos dichos, el segundo hermano de Séneca el Viejo. Consta claro lo primero porque a Séneca el Viejo lo llama en sus libros "noster Galión" y vese, evidentemente, habla de otro que de su hijo (Declamaciones, prefación, lib. VII):

"Así mismo voy a enseñaros el libro que pedíais de nuestro Galión y su prefacio".

Libro X:

"Es verdad lo que dijo nuestro Galión sobre él".


De donde se colige que escribió algún libro (Prefación, lib, III) tratando de los dos oradores Porcio Latrón y Galión, sus condiscipulos, donde hace memoria de otros dos oradores de su tiempo Fusco y Albucio.
Vienen a decir:

"En cuanto a esto confrontaron que la gloria de Latrón fuese el alma de Galión."

Y en el libro primero de Suasorias (Suasoria III) hace de él larga memoria y de la estima que de él hacían en Roma otros oradores, y el mismo emperador Tiberio, el cual gustaba mucho de sus obras, que parece fueron también en poesía y que era grande amigo de Ovidio Nasón. De donde se colige que éste, siendo escritor en tiempo del viejo Séneca, no pudo ser su hijo, sino hermano suyo o de su mujer, como dice el padre Martín Antonio del Río, y por eso le llamo "noster", o por haber sido natural de Córdoba. Sacó algunas obras que por irse perdiendo recogió alguno fragmentos. Los sacó a la luz Séneca el Viejo, así lo dice (Controversias, lib, I, controversia I y V, 67) el autor de claros oradores. Reprehende con los copetes de mecenas "tinnitus gallionis", que parece serían algunos gritillos que daba orando, no tan buenos. Eusebio lo llama orador disertisimo y dice que en el año 66 en que Lucano se mató a sí mismo. Y así no puede ser tío de los Sénecas que fue prefecto de Egipto porque murió mucho antes de este tiempo.

De este tío y no de Galión, hermano de los Sénecas, entienden algunos en haber sido cónsul de Roma y procónsul de Acaya, de quien habla San Jerónimo (Isaías, Prefación; lib, VIII) y en los actos de los apóstoles (cap.18) porque se dice que estando en Corintio fue traído ante él y acusado San Pablo de los judíos, y él les respondió:

"-Si se tratase de alguna injusticia o crimen maligno, oh judíos, yo os escucharé pacientemente como es de razón, pero si es cuestión de palabras y nombres y de vuestra ley allá vosotros: yo no quiero ser juez de estas cosas-. Y los echó del tribunal. Entonces se apoderaron todos de Sóstenes, el jefe la sinagoga, y lo golpearon delante del tribunal sin que nada de esto le importase a Galión".

En lo primero, en no meterse juez seglar en cosas eclesiásticas bien hizo, pero en no acudir a estorbar el mal trato que le hacían a San Pablo no hizo bien en permitir le tratasen mal. Pero el cardenal Baronio (Analium, tom. I, fol. 403) le parece no fue él sino Junio Novato Galión, hermano de Séneca el filósofo y prohijado del orador Galión, porque como pone esta prisión de San Pablo al año de 53 de Cristo si fuera el primer Galión este procónsul tuviera más de cien años, porque había sido condiscípulo de Séneca el Viejo y alcanzaron ambos a Cicerón, y las mismas razones para que sean dos Sénecas, padre e hijo, ésas muestran fueron dos Galiones. Ayuda a esto Séneca el filósofo y no la primera opinión [...] donde hace expresa mención de su estadía en Acaya, que viene bien con lo que escribe de Galión la Sagrada Escritura.

Este segundo Junio Novato Galión, hermano del filósofo Séneca, es muy alabado, de bonísima condición, de grande afabilidad y prudencia en su gobierno y negocios. De esto le alaba su hermano Séneca el filósofo (Naturales Questiones, lib. IV y V, cap. 11), y Papinio poeta (Silvae, lib. II) dijo:

"Puedes atribuirte a Lucano que a él diste al mundo, más que a Séneca, y tú has generado al dulce Galio."

Fue, dice Xifilino, en su hablar gracioso. Y hablando ñade que, pareciéndole mal que Claudio hiciese llevar asido de un garabato los cuerpos de los condenados a la plaza y de allí echarlos al río, cuando murió el emperador se solemnizó el haber dicho Galión que Claudio había sido en su muerte arrebatado al infierno con garabatos. Fue senado y, habiendo pasado por los oficios de cuestor y pretor, vino a ser cónsul de Roma y procónsul de Acaya. Desterróle de Roma Tiberio, como dicen Tácito y Dión, porque propuso el senado que los soldados pretorianos, que eran la guardia del emperador,cuando pasasen a ser eméritos, quiere decir privilegiados por su vejez de llevar la paga sin hacer oficio, gozasen la preeminencia de senarse en los teatros a mirar los juegos públicos en las catorce gradas en que se sentaban los caballeros romanos. Al emperador le supo mal este voto y, con demasiada cólera, le reprehendió por carta, que estaba ausente de Roma, diciéndole que para qué se metía él con los soldados de su guardia, de cuyas causas y premios ninguno sino el emperador ha de tratar, que con esta honra les daba ocasión de alborotos y motines. Luego le desterraron a la isla de Lesbo, fértil y deleitosa, aunque el senado, con gusto del emperador, le volvió a Roma dándole las casas de amigos suyos por cárcel. Muerto Tiberio quedó libre Galión y en su pujanza y prosperidad de senador romano.

Muerto su hermano Séneca el filósofo por el ingrato discípulo temió grandemente por su vida; echosé a los pies de Nerón pidiendo no le hiciese agravio, pues no lo merecía por delito alguno que contra él hubiese hecho. Nerón como se vería harto de sangre humana, no le perdonó, y así, dice Dión, que poco después de su hermano murió dejando un hijo llamado Séneca el Trágico, de quien, y de Lucano después diremos.

Adelina Cano Fernández // Vicente Millán Torres

Fuente: Historia General de Córdoba de Andrés de Molina
Edita: Ayuntamiento de Córdoba, Área de Serv. Cult. y Turismo, edic. cofinanc. por la Excma. Diputación de Córdoba, Deleg. de Cultura.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

SÉNECA "DE LA IRA" XI


"Pero contra los enemigos, dicen, la ira es necesaria". Nunca lo es menos: en la guerra no deben ser los movimientos desordenados, sino arreglados y dóciles. ¿Qué otra cosa hizo a los Bárbaros inferiores a nosotros, cuando tienen cuerpos más robustos, más fuertes y endurecidos en los trabajos, sino la ira, perjudicial siempre por sí misma? Al gladiador también le protege el arte, y le expone la ira. Además, ¿cómo necesitar la ira cuando la razón consigue el mismo objeto? ¿Crees, acaso, que el cazador monta en ira contra las fieras? Espéralas cuando le acometen, las persigue en su fuga, y la razón hace todo esto en calma. ¿A qué se debe que tantos militares de Cimbrios y de Teutones desparramados por los Alpes, fuesen destruidos por tal matanza que, no quedando mensajero, la fama sola llevó a su país la nueva de tan inmensa derrota, sino a que la ira reemplazaba en ellos al valor? Si algunas veces derriba y destruye todos los obstáculos, frecuentemente también se pierde a sí misma. ¿Quiénes más animosos que los Germanos? ¿Quiénes más impetuosos en el ataque? ¿Quiénes más apasionados por las armas, en medio de las que nacen y crecen, formando su principal cuidado, mostrándose indiferentes para todo lo demás? ¿Quiénes más endurecidos en los sufrimientos, cuando la mayor parte de ellos ni siquiera piensan en cubrir sus cuerpos no abrigarlos contra los perpetuos rigores de su clima? Y sin embargo, tales hombres quedan derrotados por los Españoles, por los Galos, por las endebles tropas del Asia y de la Siberia antes de que se presente una legión romana; porque nada hay como la ira para favorecer las derrotas. La razón da disciplina a esos cuerpos, a esas almas que ignoran las delicias, el lujo y las riquezas: para no decir nada excesivo, necesario será que nos fijemos en las antiguas costumbres romanas. ¿Por qué medio reanimó Fabiano las extenuadas fuerzas del Imperio? Supo contemporizar, esperar, tener paciencia, cosas todas que no puede hacer el iracundo. El Imperio perecía, encontrándose ya en la pendiente del abismo, si Fabiano hubiese intentado lo que le aconsejaba la ira. Pero atendió al bien público, y calculando sus recursos, de los que ni uno solo podía arriesgar sin arriesgarlo todo, prescindió de resentimientos y venganzas. Atento solamente a aprovechar las ocasiones, venció la ira antes de vencer a Aníbal. ¿Qué hizo Scipión? Alejándose de Aníbal, del ejército púnico y de todo aquello que debía irritarle lle vó la guerra al África con lentitud tan calculada, que la envidia puede acusarle de molicie o indolencia. ¿Qué hizo el otro Scipión? ¿No se mantuvo con perseverante obstinación alrededor de Numancia, soportando con firmeza aquel dolor tan personal com público de ver a Numancia más lenta para caer que Cartago? Y entretando estrecha y encierra al enemigo hasta reducirlo a sucumbir bajo su propia espada.

lunes, 6 de diciembre de 2010

CÓRDOBA EN DEFENSA DEL EMPERADOR: "EL FRACASO DE LAS COMUNIDADES"



Uno de los primeros problemas con los que tuvo que enfrentarse Carlos I a su llegada a España fue la sublevación de las Comunidades en Castilla y las Germanías en Valencia y Mallorca. Las Comunidades tuvieron lugar entre 1519 y 1523. Esta sublevación fue un intento por parte de las ciudades de preservar sus privilegios frente a la política de la monarquía, tendente a la concentración del poder.

Los problemas financieros del monarca le llevaron a pedir en las Cortes de Valladolid de 1518 y en las de Santiago - La Coruña en 1520 la concesión de un "servicio" de 200 millones, a lo que algunas ciudades, entre ellas Córdoba, se negaron rotundamente si antes el monarca no atendía las reivindicaciones que ellas le presentaron en un largo memorial. Finalmente este servicio se concedió con la oposición de ciudades como Toledo, Córdoba, Salamanca, Madrid, Murcia y otras. Los procuradores en Cortes por Córdoba, Francisco Pacheco y Pedro Gutiérrez de los Ríos, pidieron que sólo pagaran este servicio las ciudades que lo otorgaron, pero que Córdoba en este caso quedara exenta. No obstante esta actitud contraria a los deseos del monarca, Córdoba, una vez que el rey se convirtió en Emperador, se acomodó a la situación. Para demostrar su actitud en pro del emperador se celebró una fiesta en la ciudad para conmemorar su coronación, donde se corrieron 12 toros y se jugaron cañas.

Dada la actitud de los procuradores de la ciudad en Cortes, Toledo escribió al cabildo cordobés el 15 de junio de 1520 invitándole a que se uniera a la insurrección que Toledo junto a Valladolid y Burgos estaban protagonizando en contra de la Corona. Córdoba rehusó participar en las Comunidades y, parece que alentada por el Emperador, no sólo se manifestó al servicio de él sino que se hizo cargo de mantener el orden en Andalucía. En este sentido escribió a Jaén reprendiéndola por su actitud; procuró calmar la sublevación en Ubeda y Baeza, Sevilla, etc. Parece ser que Córdoba tenía gran fuerza y significación en Andalucía, pues según palabras del corregidor Osorio "estando Córdoba sosegada y pacífica, es bastante para estarlo Andalucía".

Sin embargo, esta actitud no era unánime en la ciudad, pues algunos nobles -Marqués de Comares, de Priego, Conde de Santiesteban, etc.-, y otros miembros del clero -el agustino Fray Juan Bravo-, se mostraron decididos defensores de los comuneros. Por ello la ciudad tomó sus precauciones y nombró una comisión de cuatro caballeros veinticuatro para que aprovisionaran a la ciudad de picas y lanzas con lo que hacer frente a posibles levantamientos, y se hizo salir de la ciudad al Marqués de Comares y otros nobles, y se persiguió a Fray Juan Bravo que predicaba la Comunidad en iglesias y monasterios.

El papel de Córdoba en este hecho no acabó en el ámbito local, sino que tuvo un eco mayor, pues en enero de 1521 presidió una reunión el La Rambla a la que acudieron las ciudades de Andalucía bajo el título Santa y Real Confederación. Estuvieron representadas Sevilla, Jerez, Sanlúcar, Cádiz, Ronda, Gibraltar, Carmona, Arjona, Porcuan, Martos, Torredonjimeno y, más tarde, Jaén, Alcalá la Real, Ecija y algunos nobles andaluces. Era la Contracomunidad. Para la seguridad de la reunión estuvieron protegidos por 400 soldados y acordaron escribir a las ciudades rebeldes invitándolas a que depusieran su actitud, ofreciéndose a su vez a interceder por ellas ante el Emperador.

Cuando los comuneros fueron derrotados en Villalar, la ciudad lo celebró con una gran fiesta popular. El emperador agradeció a Córdoba en numerosas ocasiones su lealtad en momentos tan difíciles.
M.J.G.C.
FUENTE: CAJA PROVINCIAL DE AHORROS DE CÓRDOBA

REFRANES

Cuando el agua llegue aquí, ¡ay, Sevilla qué será de tí!

De dinero y santidad, la mitad de la mitad.

Las migas en la poyata, quien no venga no las cata.

Dios al humilde levanta y al orgulloso quebranta.

El que se ríe de mal que le ocasiona a otro, se ríe del suyo propio.

La muerte no perdona ni al Rey ni al Papa ni a quien no tiene capa.

Las visitas gusto dan cuando se van.

Más vale vivir un día en pie que no un año de rodillas.

Mes de la Pascua, se vive junto a la brasa.

Ni muerte sin llanto, ni boda sin canto.

Salud y pesetas, lo demás son puñetas.

Lo que no pensé antes de hablar, después de hablar me da que pensar.

Remienda, remienda y no vayas a la tienda.

Al juzgar un hecho, mete la mano en tu pecho.

Los mandamientos de la Carraca, que cada uno fume de su petaca.

No hay pena que dure siempre, ni desengaño que mate.

En casa de mujer rica, ella manda, y ella grita.

En tiempo de la vendimia, la boca es libre.

Lo que es bueno para el bazo es malo para el espinazo.

Si quieres ver a un amigo andar, parate a mear.

El garbanzo y el melón, cuanto más chicos mejor.

La viña y el potro, que los críe otro.

Cuando ladra el Perro de Rota, el agua viene que trota.

La puerta abierta, al justo tienta.

Chica es mi casilla, pero vale más que toda Sevilla.

El que quiera saber, que compre un viejo.

Las obras del rey van a paso de buey.

El que te acaricia más de lo que suele, en que te ha engañado o engañarte quiere.

Cuando el carpintero tiene madera que labrar y la mujer harina que amasar, nunca le falta ni leña ni pan.