lunes, 16 de mayo de 2011

TRASPIE ENTRE DOS ESTRELLAS


Hay gentes tan desgraciadas, que ni siquiera
tienen cuerpo; cuantitativo el pelo,
baja, en pulgadas, la genial pesadumbre;
el modo, arriba;
no me busques, la muela del olvido,
parecen salir del aire, sumar suspiros mentalmente, oír
claros azotes en sus palabras!


Vanse de su piel, rascándose el sarcófago en que nacen
y suben por su muerte de hora en hora
y caen, a lo largo de su alfabeto gélido, hasta el suelo.
¡Ay de tánto!, ¡ay de tan poco!, ¡ay de ellas!
¡Ay en mi cuarto, oyéndolas con lentes!
¡Ay en mi tórax, cuándo compran trajes!
¡Ay de mi mugre blanca, en su hez mancomunada!


¡Amadas sean las orejas sánchez,
amadas las personas que se sientan,
amado, el desconocido y su señora.
el prójimo con mangas, cuello y ojos!


¡Amado sea aquel que tiene chinches,
el que lleva zapato roto bajo la lluvia,
el que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,
el que se coge un dedo en una puerta,
el que no tiene cumpleaños,
el que perdió su sombra en un incendio,
el animal, el que parece un loro,
el que parece un hombre, el pobre rico,
el puro miserable, el pobre pobre!


¡Amado sea
el que tiene hambre o sed, pero no tiene
hambre con que saciar toda su sed,


¡Amado sea el que trabaja al día, al mes, a la hora,
el que suda de pena o de vergüenza,
aquel que va, por orden de sus manos, al cinema,
el que paga con lo que le falta,
el que duerme de espaldas,
el que ya no recuerda su niñez; amado sea
el calvo sin sombrero,
el justo sin espinas,
el ladrón sin rosas,
el que llevó reloj y ha visto a Dios,
el que tiene un honor y no fallece!


¡Amado sea el niño, que cae y aún llora
y el hombre que ha caído y ya no llora!


¡Ay de tánto! ¡Ay de tan poco! ¡Ay de ellos!


CESAR VALLEJO

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