lunes, 9 de abril de 2012

YO SÉ QUE VER Y OÍR A UN TRISTE ENFADA

Yo sé que ver y oír a un triste enfada,
cuando se viene y va de la alegría,
como un mar meridiano a una bahía,
a una región esquiva y desolada.


Lo que he sufrido y nada, todo es nada,
para lo que me queda todavía
que sufrir, el rigor de esa agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.


Me callaré, me apartaré si puedo
con mi constante pena, instante , plena,
adonde ni has de oírme ni he de verte.


Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena:
Adiós amor, amor; adiós hasta la muerte.

Miguel Hernández

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