lunes, 13 de noviembre de 2017

VOZ

Alzó su voz
buscando algún signo de vida,
y vio entre luces bicolores,
que sus palabras
eran como un retomar del tiempo,
que eran humo,
un fino humo gris
despeñado desde la más alta de las cumbres
hasta el fondo pernicioso
de las infectas cloacas
donde las figuras humanas
son desfiguradas estampas de porte marcial
dispuestas para la lucha en cualquier momento,
y vio mas allá de donde sus ojos veían
que su voz era invisible como su vida,
que el humo de sus palabras
era el implícito preludio
de una tormenta imaginada
subiendo por entre altas chimeneas
ennegrecidas por desmesurados fuegos
de mil noches de muerte
y placer desmedido
donde el sentido desaparecía
desperdigado entre fugaces
estrellas desvanecidas
en el final de un escaparate vacío
donde polvorientos maniquíes ciegos
acumulados en mortecinos trasteros,
esperan la hora de la medianoche
para levantar sus brazos
hasta la blanquiazul luz de la luna llena.



Desnudó sus palabras
y las dejó caer
húmedas sobre el papel
allí donde el cliquear de los segundos
semejan ser lagrimas desperdigadas
en torno al resplandor fugaz
de una sonrisa aprendida
y alzó su voz de voces difuminadas
junto al camino,
mientras las primeras gotas del otoño
caían breves hasta la reseca tierra del verano.


Amado. Nov. 2017